Más allá de quien gane las elecciones debemos mirar la agenda que triunfó. Más allá de demoliciones de uno u otro lado, debemos garantizar que las demandas de los votantes ganadores se resuelvan. Estos son temas largamente pendientes.

Los sueldos: Los sueldos en el Perú son bajos, muy bajos. La discusión hoy debiera ser sobre como subirlos. Subir el mínimo ayuda porque obliga a tirar todo para arriba. Pero el mínimo legal funciona en Lima y en algunas capitales de región, no en provincias. El próximo presidente electo debe garantizar que el sueldo mínimo suba año a año en todo el país. La agenda del trabajador no debe ser postergada.

Pensiones: Aceptando que las pensiones son bajísimas el asunto es encontrar el financiamiento adecuado para aumentar sostenidamente las pensiones de los jubilados. ¿Cuál debería ser el mínimo vital de un jubilado? El objetivo de nuestra sociedad debiera ser garantizar que todos los ancianos cuenten con una jubilación adecuada o con un sistema de soporte. El anciano en el Perú es el mayor indigente de los ciudadanos. El anciano en los pueblos chicos de provincia muchas veces no tiene a nadie a quien recurrir.

Financiamiento para la pequeña empresa: Tema irresuelto hace muchos años. El financiamiento para la pequeña empresa es hoy entre cinco y ocho veces más caro que para la gran empresa. Manteniendo está inequidad de mercado jamás podremos contar con empresas más consolidadas. El día que el financiamiento se abarate la informalidad tendrá su fin.

Sistema de promoción empresarial: Muchas palabras y muy poca realidad. La pequeña empresa en el Perú no tiene ninguna prioridad. El floro de que somos el país con mayor número de emprendedores es hueco. Nuestras empresas son extremadamente endebles. La gente sufre por malos productos y servicios de las empresas privadas tanto o más que por los malos servicios de las instituciones públicas. Urge una revolución empresarial de las mismas magnitudes de la que vivió la gran empresa en la época del primer Fujimori.

Municipalización de la salud: La gestión de Castañeda dejó claro que es una buena idea municipalizar los servicios de salud. La calidad de los mismos, tanto en el sistema público (Essalud y del Ministerio) como en el privado, es de terror. El próximo gobierno debiera hacer un esfuerzo para contar con un sistema de hospitales como el de la Solidaridad que tenga presencia por lo menos en cada una de las provincias del Perú.

El fin de la política del perro del hortelano: Las comunidades nativas y andinas están hartas de ser mal tratadas por algunas de las empresas extractivas. En el gobierno aprista han sido varios los proyectos que no han podido desarrollarse por la filosofía del perro del hortelano. Debe haber una nueva doctrina. Una que satisfaga a las comunidades y frene la menor cantidad de proyectos. También debe haber una revisión de la política del canon. El colosal billete en las regiones más beneficiadas por el auge minero no ha generado el desarrollo esperado.

Desarrollo regional: No existe doctrina en el Perú de desarrollo regional. Hay que construirla y preparar a los equipos de funcionarios en capacidad de hacerla realidad. A Lima le ha importado un pepino el interior del país en todo este tiempo.

Los campesinos: No hay política agraria que lo integre desde hace años. Basta ya.