A ojo de buen cubero, me atrevo a decir que cerca de 25 millones de peruanos privilegian sus compras en los más de 2 mil mercados (con sus 150 mil puestos) y las 160 mil bodegas que hay en todo el Perú. Los otros cuatro millones lo hacen principalmente en los alrededor de 200 supermercados existentes.

Una política de promoción a la pequeña empresa puede comenzar por estos comercios. La meta puede ser modernizar el cien por ciento de los mercados de abastos y el veinte por ciento de las bodegas. El impacto no será sólo en los negocios sino en un inmenso número de familias en todo el Perú. La pequeña empresa puede convertirse en un factor de bienestar en la sociedad tan importante como el Estado y la gran empresa.

¿Cuál es el estándar mínimo que un mercado de abastos debe cumplir? Un equipo multidisciplinario puede determinar rápidamente un estándar, una norma común a la que todos los mercados deberán adecuarse en un plazo determinado. Qué infraestructura común necesita el mercado, qué infraestructura mínima cada tipo de puesto, qué calificación necesitan los dueños, los inquilinos, el personal de atención, qué indumentaria, debe o no de haber una norma que obligue a la colocación de precios de manera visible, a la entrega de ticket de compra, balanzas de control de peso, etc. Eso lo debe resolver ese equipo con la participación de una comisión de dirigentes de mercados.

Que se inicie el cambio. Demasiados años de inmovilismo en los mercados de abastos del Perú. Poner líneas de crédito a disposición de estas mejoras será de interés de la banca, pero como señalé en el artículo del sábado pasado, el precio del dinero no puede ser tan exagerado. Se necesitan líneas promocionales para desencadenar un círculo virtuoso en los establecimientos comerciales en todo el Perú.

¿Cuál es el estándar mínimo que debe tener una bodega? A pesar de tener grandes empresas como proveedores, en las bodegas no se ha logrado generar una ola de modernización. Alicorp, Nestlé, Backus, Procter & Gamble, Coca Cola, etc. deberían estar interesadísimas en la mejora de su cadena de distribución más importante. Siendo que hacen cosas, por la evidencia de los resultados, han fracasado en sus esfuerzos de apoyar en su mejora.

Por eso es necesario un esfuerzo nacional que convoque a las bodegas para que su presencia en el mercado se consolide en beneficio de sus clientes. Nuevamente un equipo multidisciplinario podría rápidamente concebir el mínimo estándar de una bodega moderna. Luego de ello, el esfuerzo de importancia viene con la capacitación, el estímulo y el control de parte de los municipios.

Ganarían tanto las empresas proveedoras si sus distribuidores se modernizan, que inteligentemente podrían coauspiciar parte de este esfuerzo. Pero el resultado es tan valioso que el Estado mismo debiera asumir esta tarea.

La pequeña empresa no ha tenido hasta ahora un Presidente que sepa promoverla. Ollanta Humala tiene esta oportunidad. Continuaré con el tema el próximo sábado.