#ElPerúQueQueremos

Aguantadísimas

Publicado: 2011-09-17

Las pequeñas empresas peruanas están entrampadas en su desarrollo por ausencia de un sistema de financiamiento que les permita apalancar su merecido crecimiento. Es urgente disolver este atoro si queremos un país sin carteles empresariales que lo concentren todo.

Siguen pasando los años y no hay gobierno que se decida a atacar el problema central de la actividad empresarial: el crédito. El precio del dinero es carísimo. Y estas altísimas tasas de interés sacan de competencia a cualquiera.

Como contrapartida, la banca tiene su negocio más rentable en las microfinanzas. Y, por tanto, no tienen ningún interés de fomentar una reducción de las tasas de interés. Ni para generar y menos para vender productos financieros más baratos.

Si el dinero es el producto que vendes y la tasa de interés es el precio de ese producto ¿Qué empresa u oligopolio estaría interesado en bajarlo por decisión propia? ¿Qué empresa, qué oligopolio estaría interesado en generar su propia competencia sacando productos más baratos? Y si finalmente los saca, ¿estaría la banca interesada en venderlos? Definitivamente, no.

¿Cómo puede una empresa competir si el precio de uno de sus principales insumos (el dinero), le cuesta seis veces más de lo que le cuesta a otra empresa (una grande)? ¿En qué mercado el precio de un producto masivo al por mayor es seis veces más que su precio por menor?

Por el mismo motivo, el alto costo del dinero, la formalización empresarial está aguantadísima. No nos engañemos, existe muy poco estímulo real para pagar los impuestos de ley y los derechos laborales, dado que nada de eso significa el acceso a un círculo virtuoso que lleve al progreso y al crecimiento sostenido de una unidad de negocio.

Con las altísimas tasas de interés a las que accede (25, 30 o 40 por ciento), un pequeño empresario se cuestiona a quién pagarle, ¿a la Sunat o al Banco? Si le falla a alguno de los dos, ¿cuál compromete más su futuro empresarial? ¿Cuál es más eficiente en su sistema de cobranzas?

Entre la ley y la vida de su empresa, ¿por cuál opta el empresario? La ley dice que hay que pagar los impuestos, pero no vivimos en un país de personas acostumbradas a respetar la ley. Por ello, si queremos un país con un mayor número de empresas formales debemos, obligatoriamente, saber responder a esta pregunta: ¿Cuáles son los beneficios que da la formalidad?

¿De qué le sirve a un empresario decirle a su banco: “señores, tengo una hoja tributaria impecable”? Hoy por hoy, de nada. Tampoco ayuda el número de trabajadores formalizados. Debería ser a la inversa, por supuesto que sí. A mayor formalidad, uno debería tener un acceso a sustanciales mejoras en la tasa de interés. 

El crecimiento de muchas empresas está aguantado. A ningún país le conviene esto, menos si el tema principal se reduce las fuentes financieras. Menos en un país con dinero. Sin flujo de capital barato las empresas no tienen posibilidad de crecer.

Inicio 3 de octubre. Más información en www.diempresa.com


Escrito por

Juan Infante

Sociólogo. Experto en temas de desarrollo económico y solución de conflictos. Consultor de empresas. Formador de empresarios.


Publicado en

2032

500 años después del encuentro entre los ejércitos de Atahualpa y Pizarro. Motivo más que suficiente para que todos nuestros traumas estén superados. Terminemos de construir nuestro país. Nos quedan 23 años.