#ElPerúQueQueremos

Una sociedad con déficit de atención

Publicado: 2012-01-31

No estamos acostumbrados a la tranquilidad. Nunca podemos hacer las cosas importantes porque buscamos siempre que aparezcan cosas urgentes. Nos inventamos, uno tras otro, gigantes monstruosos aunque al final sean solo molinos de viento. Pareciera que nos importa más la adrenalina que vivir mejor.

Esta dinámica extraña no nos ayuda como sociedad. Pasan las semanas y los años y los equipos de gobierno van de sacudida en sacudida, de precipicio en precipicio. El vacilón de todos - opinión pública y ciudadanos incluidos - parece ser la intensidad. Lo que le demandamos a un gobierno es ser tan diestro ante lo extraordinario como un piloto del rally Dakar.

Si uno sigue los medios de comunicación nos pasa de todo y todo es grave, pero si analizamos en perspectiva los cambios ocurridos en la sociedad peruana por iniciativa de las distintas instancias de gobierno, casi no pasa nada. El Estado está muy por detrás de las necesidades sociales cuando podría (y debería) estar liderando la sociedad.

Mientras tanto, los problemas importantes se mantienen sin resolver y, lo peor, sin ser afrontados. Sufrimos de un severo cuadro de déficit de atención: nunca podemos concentrarnos en las cosas ordinarias, las que hacen nuestro día a día. Siempre hay alguien que crea una distracción y hacia allá nos vamos todos.

Debemos aprender a enfocarnos en pocos problemas porque, si no podemos enfocarnos, menos podremos resolverlos. Hay que identificar los sustantivos y fundamentales retos actuales de nuestra sociedad, problematizarlos y desmenuzarlos, llegar a su esencia misma e iniciar la búsqueda de soluciones definitivas.

¿Estamos preparados para la profundidad? ¿Tenemos equipos consistentes buscando soluciones a problemas específicos, equipos que no tengan más que una única tarea? ¿Personas a las que nadie pueda distraer y desenfocar? ¿O, por el contrario, tenemos en un Estado con gente con una agenda repleta de pequeños encargos y, por tanto, incapaz de concentrarse sostenidamente en un asunto?

Es momento de replantear los valores que dirigen la gestión pública (y también la privada). Los paradigmas que nos rigen fueron adquiridos para salir de la emergencia de la hiperinflación, la crisis de credibilidad del funcionario público y el desorden económico en que nos dejó el primer gobierno de Alan García.

Algunos de los valores y conceptos de los paradigmas implementados en el primer gobierno de Fujimori - y que hemos convenido en llamar “el modelo”- ya no funcionan. Sin crisis, algunos de ellos ya no ayudan a construir futuro y, más bien, limitan la capacidad de acción.

De 1992 a 1995 se instauró “el modelo” que nos rige hasta la actualidad. Ese modelo no es solo económico, es también de gestión de lo público y, aunque no lo parece, marca una pauta de intervención social. Fue pensado y creado en la emergencia. Para instaurarse necesitó un golpe de Estado y posteriormente un período de severo autoritarismo que devino en una gigantesca corrupción.

¿Qué sigue siendo útil de ese modelo y qué no? Esa es una pregunta que deberíamos atrevernos a discutir.


Escrito por

Juan Infante

Sociólogo. Experto en temas de desarrollo económico y solución de conflictos. Consultor de empresas. Formador de empresarios.


Publicado en

2032

500 años después del encuentro entre los ejércitos de Atahualpa y Pizarro. Motivo más que suficiente para que todos nuestros traumas estén superados. Terminemos de construir nuestro país. Nos quedan 23 años.