La Paradoja del Obrero Aburguesado
(Mundo Obrero II)
"Golpear a la empresa como piñata para ver si cae otro caramelo es más fácil que ponerse de acuerdo con la esposa para elaborar el presupuesto."
Un obrero que tiene el mérito (o la suerte) de pertenecer hoy a la industria formal podría gozar de cierta holgura económica si no hubiera un mar de “confusiones consumistas” en su cabeza y en la de los miembros de su familia.
Vamos, la frase puede sonar jodida si es que le colocamos una carga ideológica pero es real si solo hacemos números y mantenemos una regla básica en la economía personal o familiar: uno no puede gastar por encima de lo que recibe porque pone en riesgo su estabilidad futura.
Es decir, que si una familia obtiene recursos económicos por los ingresos salariales de solo uno de sus miembros, el presupuesto de gastos no debe superarlo. Y si, por X razones, debe solicitar un préstamo, este no puede -de ninguna manera exceder- a su capacidad de pago.
Por tanto, el sueldo limita el consumo presente. Si se pide un crédito, el pago de las obligaciones contraídas afectará el consumo futuro. Es decir, si toma un crédito, las cuotas se comerán parte de su salario y el tiempo que demore en pagarlas estará la familia, bastante más apretada.
La capacidad de gasto de un obrero (y de todo empleado) está limitada por sus ingresos y esto es así por una decisión propia. Uno elige ser trabajador dependiente teniendo la alternativa es ser independiente o empresario.
Por eso, me parece un poco absurdo es que los obreros estén exclusivamente preocupados por luchar por sus ingresos (lucha válida si es que existe una brecha) y que no incorporen en su agenda la lucha por abaratar su estructura de gastos y sus costos financieros.
Claro, es más fácil luchar por los ingresos cuando hay un supuesto “enemigo de clase”: “la patronal” que establecer, por propia iniciativa, una política de consumo en la familia y que ésta se respete. Golpear a la empresa como piñata para ver si cae otro caramelo es más fácil que ponerse de acuerdo con la esposa para elaborar el presupuesto.
Pero esa es la tentación del “obrero aburguesado”. Existe hoy, y debiera ser motivo de alegría sindical, el “obrero de clase media”. Ese obrero está “en la punta de la pirámide de ingresos de los obreros”. Le podríamos llamar “el obrero rico” si lo comparamos con la masa obrera sin derechos laborales.
El “obrero aburguesado” recibe por planilla entre dos y tres sueldos mínimos mensuales de ingreso, quince sueldos (2 gratificaciones, su depósito de CTS), por once meses de trabajo anual (gozan de un mes de vacaciones) y accede, además, al reparto de utilidades de la empresa.
Si sumamos todo lo que le ingresa al año y lo prorrateamos en doce meses el sueldo de este obrero se eleva en un rango que va de los cuatro o cinco sueldos mínimos a los ocho, nueve o más de diez si se tiene la suerte de trabajar en una empresa con grandes utilidades. Es decir, de 3,500 a 6,000 o incluso 7500 soles.
Pero igual no alcanza y no creo que alcance nunca si el obrero aburguesado no se disciplina financieramente. (Continuará).