#ElPerúQueQueremos

La informalidad

Publicado: 2014-08-03

La informalidad no es un problema del Perú, es el Perú.

Por ello, no es un fraseo adecuado ese que dice que hay que “erradicar” la informalidad, tampoco aquel que sostiene que hay que “combatirla”. No lo es, porque si lo fuera, tendríamos que desaparecer más del 90% de las empresas, el 70% de los trabajadores dependientes y casi la totalidad de los independientes o, por lo menos, guerrear con ellos hasta someterlos y como ha demostrado la historia del Perú, la formalidad siempre pierde.  

Lo que hay que hacer es construir la formalidad. 

Y la única manera de hacerlo es desde la informalidad, o sea, desde nosotros mismos. Construir el país desde la base humana que tenemos no es algo que nos resulte fácil. Nuestras recetas son, por lo general, tomadas del actual primer mundo y la edad cronológica del Perú (y mucho de su grado de desarrollo) no está en el 2014 del primer mundo sino décadas antes.

Por eso hay que construir la sociedad y el estado desde abajo, ese es el trabajo que no se ha hecho aun en el Perú y es un trabajo que implica harta comunicación, diálogo y educación entre todos y bajo un liderazgo político, social y económico con un alto componente pedagógico. Lamentablemente, después del primer gobierno de García no hemos tenido presidentes con facilidad de palabra o con ganas de educar a la población.  

¿Por qué no se ha construido sociedad y Estado desde nuestras bases humanas? Creo que en la práctica aun no nos reconocemos como una unidad nacional sino como un “ellos y nosotros” y eso hace que aun no seamos capaces de trabajar en conjunto y por el conjunto.

En nuestro ADN está demasiado presente aun la discriminación del otro y eso marca que el poder se utilice básicamente (y en cualquier instancia) en beneficio personal, familiar y de los amigos. La gran empresa habla para sí y desde sí. Los tecnócratas hablan desde lo que aprendieron en el primer mundo o leyendo lo que el primer mundo ha escrito, igual la mayoría de intelectuales peruanos. 

Quienes acceden al poder por elecciones igual se desdibujan prontamente y comienzan por lo general a actuar más orientados a sus ambiciones personales que enfocados en las ambiciones sociales. 

Casi siempre en el Perú, y no importando su origen, los liderazgos pierden consistencia cuando llegan al poder. Los líderes se chorrean y mal, cualquiera sea su matizado, su estrato socioeconómico, su gesta personal y familiar. Como si llegar al poder sea un fin en sí y no un instrumento para trabajar en la más noble de las tareas: la construcción del bien común. 

En nuestro país, casi todos los que llegan al poder, se olvidan que hay un país al que se deben y que ese país está compuesto por personas que masivamente requieren unas cosas más que otras. 

Si queremos construir un país formal, tenemos que construir una economía desde todos y no solo desde la minería y la gran empresa. Si queremos construir un país con “derechos laborales” lo tenemos que hacer desde la enorme mayoría de los que no tienen ningún derecho y no solo desde los que los tienen todos.  


Escrito por

Juan Infante

Sociólogo. Experto en temas de desarrollo económico y solución de conflictos. Consultor de empresas. Formador de empresarios.


Publicado en

2032

500 años después del encuentro entre los ejércitos de Atahualpa y Pizarro. Motivo más que suficiente para que todos nuestros traumas estén superados. Terminemos de construir nuestro país. Nos quedan 23 años.