#ElPerúQueQueremos

Rediseñar Lima y luego el Perú

Con la ayuda de Santa Rosita

En épocas en las que a todos solo nos preocupa nuestro progreso personal, habrá que rezar mucho para que aparezca algún grupo de personas que piense las cosas colectivas, comparta su doctrina y haga política por el bien común

Publicado: 2014-08-31

Es bueno que cada cierto tiempo las personas, las familias, las empresas y también las ciudades y los países revisemos la manera como estamos organizados. 

Ello es, en realidad, una demanda de la evolución, del paso del tiempo, de los progresos y de los retrasos. Y también, claro está, es una obligación si algo deja de funcionar o funciona mal.

Bueno pues, el diseño organizativo del Estado peruano no funciona. La división del país y de las ciudades en pequeñas parcelitas ha colapsado. Y, aunque en el Perú tenemos alma de cobardes, en algún momento hay que afrontar la tarea de rediseñar la institucionalidad que nos organiza comenzando desde nuestras divisiones territoriales.

Y ese inicio de una profunda reforma en nuestra organización territorial y de la institucionalidad que la administra debería comenzar replanteando la organización de Lima y Callao. Las regiones-departamento no aceptarán cambiar si Lima Callao no cambian primero. Igualmente pasará con la atomización distrital en cada ciudad del Perú. Si Lima Callao no empiezan dando el ejemplo no se podrá hacer nada pacíficamente en las otras ciudades del Perú. Lima y Callao tienen dos alcaldes provinciales y dividen su territorio en total de 49 distritos. Cada uno con sus respectivos alcaldes, cuerpo de regidores y burocracia municipal ¿Tiene eso alguna lógica?

Es claro que a estas alturas de su desarrollo urbano, los territorios llamados Lima y Callao, deberían ser una sola unidad provincial y, parece evidente, que esas 49 unidades distritales deberían agruparse en no más de cinco o acaso cuatro.

Juntos, Lima y Callao, tienen ya 10 millones de habitantes. Por no hacer nada hace décadas hoy la vida de sus habitantes es tortuosa. El estrés que nos genera vivir en la ciudad nos hace a cada uno enemigo del otro.

Hoy, las ganas de vomitar que produce ver toda la propaganda electoral desperdigada por las avenidas no solo tiene que ver con la ausencia de identificación que tenemos frente a los candidatos. Creo que las nauseas vienen sobretodo de nuestra toma de conciencia de que esta es una elección de nada. Más allá de que no existe doctrina municipal explicita y debatida, y por doctrina municipal me refiero a un pensamiento organizado sobre qué se debe hacer por los distritos y las ciudades; cualquiera que gane, en las condiciones actuales, poco podrá hacer. Nuestras autoridades municipales son extremadamente débiles.

Como fuere, Lima y Callao se piensan entre algunas cuatro paredes y poca de esa discusión sale a la luz pública. Y lo que se piensa, se implementa lentamente. La capital del Perú, para ponerse al día, necesita durante una década diez veces más presupuesto del que hoy se le asigna cada año.

Mi deseo Santa Rosita, es que esta sea la última vez que nos sometamos a este tipo de elección. Pero no se que cómo lo harás porque los partidos políticos no discuten sobre Lima y tampoco lo hacen los congresistas ni las universidades, ni los arquitectos, ni los urbanistas, ni los sociólogos, ni los empresarios.


Escrito por

Juan Infante

Sociólogo. Experto en temas de desarrollo económico y solución de conflictos. Consultor de empresas. Formador de empresarios.


Publicado en

2032

500 años después del encuentro entre los ejércitos de Atahualpa y Pizarro. Motivo más que suficiente para que todos nuestros traumas estén superados. Terminemos de construir nuestro país. Nos quedan 23 años.