Nuestras ciudades son feas. Como ciudadanos no somos unos activos promotores del ornato y del embellecimiento de nuestras calles.

Lo que es peor, muchas de las casas que habitamos tienen la construcción inconclusa: baños, cocinas, cuartos sin terminar (sin mayólicas, sin puertas, sin pisos).

¿Por qué?

Llevo dos programas en radio Capital en el que trato el tema y la gente aduce que los impuestos prediales suben con cada mejora. Y es verdad, el predial sube. La lógica es la siguiente: una casa terminada eleva el valor del predio entonces tiene que pagar más impuestos.

El grave problema que esa norma genera un estimulo perverso: como pocos quieren pagar más impuestos pocos terminan sus casas.

Al final que tenemos: casas que no ayudan a la autoestima de la gente, ni a la privacidad de sus ocupantes y calles y ciudades feas.

Si yo fuera

Ministro de vivienda revisaría de inmediato esta norma tonta.

Si fuera ministro de salud estaría poniendo el grito en el cielo porque los peruanos tengan baños y cocinas higiénicos.

Si fuera congresista llamaría a interpelación al ministro de vivienda y lo conminaría a construir una alternativa con estímulos positivos.

Si yo fuera tú, me sumaría a #PeruConPinta, comparte el hashtag, comparte fotos de casas (por dentro y por fuera) que necesiten mejorar su pinta. 

Ya no es pobreza, son las leyes y la dejadez. Rompamos la inercia.