Mensaje a los empresarios de Gamarra
La salida del alcalde no basta, no es suficiente.
No Basta
La salida del alcalde Elías Cuba del municipio de La Victoria, no basta. Que esté en la cárcel de manera preventiva, junto con una parte importante de sus secuaces, tampoco.
Su comportamiento delincuencial ya ha sido demasiado para la dignidad de los empresarios de Gamarra.Que Cuba sea capturado y entre en la cárcel era lo lógico. Solo la complicidad de jueces, fiscales, policías y congresistas explica tantos meses de duración en el cargo.
La mafia se apoderó de las calles de Gamarra afectando a miles de empresarios desde el Estado (el Gobierno Local), con su complicidad (Poder Judicial, policías y congresistas) y su pasividad (Poder Ejecutivo). Gamarra ha retrocedido muchísimo en estos años y que se haya ido Cuba no significa, lamentablemente, que vaya a avanzar.
Cuando digo que Gamarra ha retrocedido muchísimo hablo de los últimos 18 años, no solo de los últimos 3 años y medio.
El Estado está en deuda con Gamarra pero Gamarra no sabe cobrarle
La deuda del Estado con los miles de inversionistas que decidieron hacer negocios en Gamarra es enorme. Pero Gamarra hace pocos esfuerzos por cobrar algo.
Quizás hay un problema de autoestima en el empresario gamarrino, el Estado le debe a Gamarra pero el empresario parece que no sabe ni qué, ni cuánto, ni por qué, ni quién, ni cómo se la tiene que pagar.
Los empresarios y sus trabajadores, salieron a las calles cuando Cuba y sus secuaces ya habían sido capturados.
Lo normal hubiese sido salir a luchar para que los capturen y, a pesar de todo el escandaloso maltrato, el empresariado solo ha salido a pedir que metan a la cárcel a quienes ya estaban en la cárcel.
Que no se me malentienda, la marcha fue válida, la movilización de hace dos semanas fue impresionante, el problema es que se acabó la marcha y no quedó agenda de negociación alguna con ningún ente del Estado.
Gamarra a pesar de sus dimensiones vuelve a ser un mendigo al que se le puede pasear y pasear de reunión en reunión con personajes menores.
Y ahora qué
Dice el dicho que muerto el perro, muerta la rabia, lamentablemente en el caso de Gamarra y La Victoria, no parece ser así. De la época del boom de fines del 99 y los primeros años del nuevo siglo, no queda nada. Cada administración municipal fue peor que la anterior hasta llegar a la inmundicia presente.
Hoy se fue el alcalde más corrupto pero queda su gente. Chaparon a sus secuaces pero hay muchos que quieren heredarlos. En este esquema, poquísimo podrá hacer en estos meses su sucesor.
De aquí al cambio de mando en enero del 2019, el municipio de La Victoria será un zombie. El peligro de que se arme un descomunal despelote durante la campaña navideña es alto. Los ambulantes estarán al acecho.
Por otro lado, las elecciones nos distraerán de lo importante. El avance de lo putrefacto ha sido tan grande que no hay ninguna garantía que cualquier nuevo alcalde pueda hacerle frente.
Hay tres empresarios de Gamarra candidateando a la alcaldía de La Victoria ¿creen ustedes que alguno ganará las elecciones? Y, si de casualidad alguno gana, ¿creen que tendrá la capacidad de romper con la corruptela enquistada en el municipio y sacar Gamarra adelante?
Yo creo que no. Por más buenas intenciones que tengan, lamentablemente no podrán. Las elecciones y la nueva administración de La Victoria solo prolongarán la agonía de Gamarra.
Si Gamarra quiere iniciar seriamente un proceso de reconstrucción que le brinde canales para potenciar su desarrollo debería usar la fuerza de su reciente movilización para exigir al Estado una intervención total al municipio de La Victoria.
Este municipio debe declararse en emergencia, en total restructuración. Debe cerrarse, clausurarse y simbólicamente demolerse. Para comenzar todo de nuevo, con nuevo personal, con nuevo presupuesto y con la economía saneada.
La victoria de Gamarra
Hace años vengo sosteniendo que el camino del complejo empresarial de Gamarra es obtener su autonomía administrativa de La Victoria. Se debe delimitar un perímetro que se independice de La Victoria y exigir que se le asigne un tratamiento especial que le permita contar con un presupuesto suficiente para:
1. Garantizar los servicios públicos básicos.
2. Tener una poderosa administración del centro comercial y productivo.
3. Promover la mejora continua de los talleres de confeccionistas, una escuela para las vendedoras, servicios de salud para empresarios y trabajadores, una escuela técnica para el perfeccionamiento de los costureros y costureras, del personal intermedio (jefes de taller y de tienda), un centro de innovación que permita la modernización y optimización técnica de las maquinarias y, sobre todo, la construcción de una propuesta de moda de vanguardia.
4. Fomentar la internacionalización de la confección gamarrina. Gamarra debe convertirse en una primera etapa en la capital latinoamericana de la moda y luego pasar a luchar en el escenario mundial.
Ese presupuesto debe salir de los impuestos que Gamarra genera. Mi propuesta es que el Complejo Empresarial de Gamarra reciba el 2% de lo que genera de IGV. A cambio, en cinco años, Gamarra debe haber convertido al Perú en la potencia textil de América Latina.
Nada de esto se puede hacer si Gamarra sigue dentro de La Victoria, nada de esto se podrá dar si Gamarra no administra bien sus propios recursos.
El Parque del Migrante
Hace 20 años, cuando era presidente de la Coordinadora de Empresarios de Gamarra (1998) lancé la idea del Parque del Migrante. Alberto Andrade estaba de alcalde y ya se hablaba de la necesidad de reubicar a los comerciantes del Mercado Mayorista Nº1, más conocido como La Parada.
Años después, le pedí a Diógenes Alva, ahora él de presidente de la Coordinadora, que me acompañe a presentarle la idea a la ya electa Susana Villarán. Ella la tomó como suya y cumplió con su palabra. Se reubicó La Parada y dejó armado un parque.
Hoy ese parque lleva ya casi 4 años como espacio cerrado. El concepto del Parque del Migrante es el de ser un homenaje a quienes llegaron a La Parada a construir la nueva Lima. Un parque en homenaje a nuestros abuelos y a nuestros padres que con pujanza le cambiaron el rostro a la capital. Un espacio simbólico de homenaje a los migrantes que forjaron la nueva Lima y, también, un homenaje a la fuerza emprendedora provinciana que construyó Gamarra.
El concepto del parque debe ser funcional para que su usuario principal sean los miles de trabajadores y clientes de Gamarra. El parque debe constituirse en un espacio de recreación y de celebración y también desfogue, un lugar donde se puedan realizar cada tanto hermosos desfiles de moda y un par de ferias al año de maquinaria y textiles.
Con ese planteamiento, el parque del Migrante se convertiría en un motor de modernización, de regeneración urbana y renacimiento de los espacios colaterales a La Parada y del cerro San Cosme. Un motor para la regeneración urbana de esa zona tan marginal.
Los límites a la energía empresarial
Gamarra ha perdido espacios públicos en todos estos años por una desmesurada ambición empresarial:
- Se pierde la calle porque la invaden ambulantes.
- Se pierde la calle porque la invaden los impulsadores de los confeccionistas y las tiendas.
- Se pierden los pasadizos porque sacan todos sus maniquíes.
- Se perdió el sótano del parque Cánepa y luego se perdió todo el parque Cánepa.
- Se perdieron ciertos espacios en las calles para hacer baños públicos cuando todas las galerías cuentan con baños y luego se uso la pista sobre los baños para hacer restaurantes.
- Se construyeron galerías sobre los límites permitidos.
Todo esto está mal. Es una falta de ética empresarial hacerse de espacios públicos. Hay un código ético que los empresarios deben respetar. Hay cosas que corregir, y sobre todo, es necesario hacer un extenso debate sobre la carta magna que regirá el Complejo Comercial y Productivo de Gamarra.
La viveza y las malas costumbres empresariales deben ser desterradas. No más se debe permitir la apropiación de espacios públicos por cercanías y contactos con las autoridades ediles. Si esto no se hace, de nada servirá ser autónomos.
Diógenes Alva merece el homenaje de todos
Conozco a Diógenes desde 1994 cuando llegué a Gamarra con mis revistas bajo el brazo. Soy su amigo y también su admirador. Su valentía y también su generosidad con Gamarra han sido vitales para que la cosa no haya llegado a un nivel más bajo. Ha sido el único que ha peleado pública y sostenidamente con Elías Cuba casi desde el inicio de su gestión.
Lo han amenazado, lo han violentado, han tratado de arrinconarlo con juicios y fiscalizaciones. Pero él ha seguido al frente defendiendo a Gamarra.
Ojalá hubieran más empresarios con su fuerza y resistencia. Ojalá hayan más empresarios con su compromiso por construir un Gamarra mejor.
Por lo pronto, deben hacerle un homenaje y reconocimiento.
Conviértanse en ejemplo
Estimados amigos, tienen la oportunidad de construir algo hermoso para el país. Dejen su avaricia. Construir un colectivo empresarial requiere de su tiempo, su inteligencia y también de su dinero.
Los avaros y las avaras terminan solos, quizás envueltos en billetes pero muy amargados. Aíslen a los saboteadores, a los que detestan el trabajo colectivo. A los que paran esparciendo rumores destructivos. Trabajen en una sólida unidad.
Luchar por el bien común produce una satisfacción única. En estos tiempos de ladrones y miserables, ustedes tienen la oportunidad de brindarle un ejemplo al Perú.
Pónganse la camiseta, sean valientes.
* Juan Infante fue presidente y fundador de la Coordinadora de Empresarios de Gamarra y dirigió la revista Gamarra desde el 1994 a 1999. Bajo su liderazgo los empresarios y trabajadores de Gamarra marcharon dos veces, la primera contra la ropa usada y la segunda para exigir la reubicación de los ambulantes. Fue la primera vez que una masa enorme de empresarios junto con sus trabajadores se enfrentaron a un gobierno. Con la primera marcha logró frenar la importación de ropa usada, exigió la reconstrucción de pistas y veredas del entorno de Gamarra, el establecimiento de un sistema de emergencia de recojo de basura, y un puesto policial, todas esas medidas se ejecutaron. Gracias a la segunda marcha, los ambulantes fueron reubicados en galerías y galpones, se enrejó Gamarra, se renovaron pistas y veredas internas, se pusieron bancas y farolas, se pintaron todas las galerías y se desarrolló un gran relanzamiento comercial. Todo esto marcó el boom que vivió Gamarra los primeros años del siglo 21.