Cuando todo el imaginario de tu mundo se desploma
El reto de los millenials y centennials
Pensaba en la gente joven que conocemos como millennials y centennials.
No son, en el Perú, todos los chicos menores de XX años. Son sí, muchos chicos peruanos con características socio económicas y culturales muy definidas.
Bueno, pensaba en ellos.
Se les achacaba no haber vivido ninguna crisis, ser inmediatistas, querer dinero rápido y sin mucho esfuerzo.
Con algo de consciencia social pero no tanta tampoco. Más concentrados en la fantasía de correr con la misma suerte de Mark Zuckenberg.
Se les criticaba por no tener profundidad, pensar que juntando en su discurso varias palabras en inglés ya habían hecho cosas geniales, en fin.
Además, de cambiar de chamba rápidamente, de no ser leales a ninguna empresa, de no esforzarse demasiado.
Chicos y chicas que se ganaron con dos décadas y media de estabilidad macroeconómica del país.
Educados en universidades e institutos, con una movilidad laboral concentrada en las grandes empresas, con mucha necesidad de hacer maestrías y doctorados fuera, y de estar conectados con un "mundo virtual" sin mirar su país real.
Concentraditos ya sea residencial o laboralmente en zonas específicas de sus ciudades, en esos enclaves de "modernidad" que los aislan del país, de las necesidades y oportunidades que tiene su mercado nacional.
Vamos, chicos que son usuarios de Rappi, aunque no lo necesitasen.
Porque Rappi suena bien, porque ese colorcito combinado con blanco les pone, porque es cool que te traigan la comida al depa, aunque llegue media fría y ya hayan pasado 30 minutos desde que salió de la cocina. Porque caminar a un local del barrio no era estéticamente soportable pero correrlo con ropa deportiva y relojes espaciales, sí.
Bueno, a estos chicos, se les transformó el mundo. Ahora afrontan su primera gran crisis como adultos. Y van a quedarse sin chamba y les va a ser difícil por varios años conseguir trabajos similares a los que tenían.
Y, lo que quizás sea más grave, se les ha desplomado todo su imaginario, la visión de su futuro.
Cómo hacemos para conectarlos con el país. Cómo hacemos para que lo que saben, por fin se ponga al servicio de los peruanos.
¿Cómo hacemos para que no se nos depriman y que, más bien, saquen ese coraje que han tenido que esconder tanto tiempo?
¿Cómo hacemos que se sacudan de esa cultura corporativa tan castradora a la que han estado sometidos durante demasiados años?
¿Cómo hacemos para que puedan adecuarse a las nuevas condiciones del mercado laboral a las que se verán enfrentados?