A mi criterio, hace mal el Ministerio de Educación en plantear lo virtual por un mes para después "evaluar".

El ministro ha dicho ayer, 15 de enero, que las clases empiezan el 15 de marzo y que, por un mes serán virtuales y que luego se tomarán decisiones sobre si se podrá volver a las clases semipresenciales o presenciales. Esa es la única certeza ofrecida. Un mes de claridad para todo el horizonte de un año escolar.

La verdad, creo que merece un llamado de atención. Las implicancias de las decisiones del Ministerio afectan a millones de personas: alumnos, padres, docentes, personal administrativo de los colegios. 

No solo está en juego la calidad de la educación de todos los niños del Perú, también su seguridad (con quién se quedan en casa), la productividad de sus madres, padres y docentes (tiempo disponible para laborar, hacer las tareas de la casa), la estabilidad emocional de los hogares de los maestros y los niños, en fin. Está también en juego, las inversiones de los dueños de los nidos y colegios privados y, por tanto, su estabilidad futura más allá de los años pandémicos.

En Perú, son más de 8 millones de niños y adolescentes que están en educación inicial, primaria o secundaria, súmenle a las madres y a los padres, a los 520 mil docentes. Cómo se organiza el servicio educativo afecta a media población del Perú. El ministro Cuenca, parece no darse cuenta de esto.

Con lo que vemos en el mundo y con lo que ya está pasando aquí, en Perú, ya debemos pensar que retornar a la escuela presencial será imposible en buena parte del 2021, sino en todo. Nadie tiene la culpa y, probablemente, sea a pocos a los que les guste esta situación, pero la realidad, la evidencia, nuestra historia reciente, deben mandar sobre nuestros deseos.

Si asumimos la necesaria virtualidad, es urgente replantearse muchas cosas acerca de cómo se ha brindado el servicio educativo en la escuela pública y en la privada en el 2020. Y el eje de la reflexión debemos ser las personas: profesores, madres y padres, alumnos, administrativos, infraestructura, directores y propietarios de los colegios.

Si se tiene a todos los involucrados en pindingas, no hay reflexión ni planificación posible. Si el líder del sector educación deja todo en manos del viento, 8 millones de alumnos tendrán inestabilidad y medio Perú o más, verá afectada la planificación de su cotidianidad.

La educación es un mastodonte, no hay sector que tenga a más peruanos involucrados, no se puede estar evaluando un mes y después cambiar. No está manejando un mototaxi señor ministro, no es serio dar cambios de timón drásticos en una institución gigante, todo se descarrila. 

Lo correcto es colocarse en el peor escenario pandémico y actuar en función a él. No es una noticia agradable, pero no hay más. Organicémonos en función a ello. Mejoremos en función a ello.

Las maestras y maestros están cansados del 2020, escúchenlos; a los alumnos no se les puede generar falsas expectativas, ya están hartos de las decepciones y de que los manejen con horizontes de 15 días, los colegios privados, en su calidad de "organizaciones empresariales", están débiles, como para que se les juegue a avances y retrocesos, izquierda y derecha, arriba y abajo, y tengan que invertir considerando tres escenarios posibles; los colegios públicos, seguro no contarán con el presupuesto requerido para ponerse a punto y sus engranajes no tienen el aceite necesario. Las madres y los padres, estamos también agotados y tenemos que definir cosas pensando en el año escolar.

Criterio de realidad, no sirve, lamentablemente, el pensamiento optimista. Las familias tienen que prepararse. Ilusionarnos con que vamos a volver a lo presencial y, un semipresencial sin riesgos creo que no cabe y, además, es costoso para los colegios.